¡Anímate a vivir!
Animarse a meditar es, como dirían algunos, animarse a vivir. O, dicho de otra forma, aprender a tomar la vida de buen ánimo.
Cuanto más nos acostumbramos al ejercicio de parar por unos instantes, de tomarnos un tiempo para tratar de no dejarnos llevar por la inercia de la emoción y el juicio, y simplemente observamos desde la curiosidad aquello que la vida nos trae, más sencillo se torna poder contemplar nuestra confusión y nuestra dificultad desde la inocencia, y así poder relacionarnos con ellas desde una posición diferente.
Tomar distancia es darnos cuenta de la naturaleza arrebatada de nuestros impulsos y reacciones, y de que son estos los que alteran nuestro cuerpo y nos dificultan ver con claridad. Practicar el serenarse nos ayuda a poder ver las cosas con un poquito más de amplitud, y esta es la manera de descubrir e interiorizar que hay siempre alguna manera más calmada de vivir, sea cual sea la naturaleza de lo que nos está ocurriendo. Es darnos cuenta de que tenemos la opción de elegir, y de que esto es siempre más sencillo cuando logramos serenarnos.
Practicar la serenidad nos permite vivir con menor dificultad, con menos alteración, y esto nos permite calmarnos y confiar. Desde esta confianza en que, en último término, nada es tan trágico como en un principio nos parece, nos resulta más fácil tomar las cosas de buen ánimo. Desde el poder tomar una actitud más consciente orientada a cómo vivir lo que nos toca vivir, en vez de la pasividad y la resignación.
Visto así, querer meditar, querer tomar una actitud consciente frente a la vida, es querer vivir.
¿Te animas?
¿Te animas?
Mateo Rived
Psicólogo, talleres Mindfulness
Postgrado en Antropología.
Máster en Psicoterapia y Psicología Clínica.
Certificado en Mindfulness por la UV.
Trainer en PNL.
Formación en intervención sistémica.