La Crisis de Eros
Hace unos 15 o 16 años que compré mi primer IPhone. Por entonces ya era cliente de Apple. Recuerdo que un día me hice la siguiente pregunta: “¿Qué tiene de especial esta marca respecto a las demás que me hace preferirla?” La respuesta no tardó en llegar. Sí!!! Era eso!! La sensualidad del diseño, su forma de manejo y funcionamiento. A parte de otras cuestiones como: eficiencia, rapidez, o inmunidad a los virus, que seguramente son cualidades muy importantes, pero la sensualidad era un factor crucial. El Iphone ha introducido el concepto de “Touch” en el mundo de los móviles. Sensualidad pura y dura!! En verdad gran parte del consumo de tecnología está basado en EROS.
Aquel coche maravilloso, con aquellas líneas de diseño, aquella máquina llena de pequeñas luces y botones deliciosos para apretar, el último modelo de bicicleta, el viaje de tus sueños, la primera clase en el avión, París, New York, Tokyo, Hong Kong, aquel hotel paradisíaco del Caribe, aquel fabuloso Transatlántico, isla de la fantasía, aquella ropa de aquella marca que te cae como una caricia en la piel, etc. etc. etc. Todo pura sensualidad, realización de deseo. Hasta poco antes que este virus pusiera nuestras vidas boca bajo, estábamos viviendo la “Pandemia del Deseo”, consumo y más consumo. Yo quiero, yo tengo, y si no puedo lo compro en docenas de cuotas, o si no, seguro, luego podré, aún que sea solo un poquito, pero voy a poder: ellos pueden, ¿por qué yo no?
Eros, el Dios del amor, de la pasión, de la vida. Él o Ella, como lo prefieran, se había vuelto loco, había perdido cualquier sentido de límites, todo era posible en términos de realización de deseos. Ya incluso pensábamos en la posibilidad de vivir 200, 300 años, o a lo mejor eternamente. Y yo pregunto: ¿para qué? Para que el deseo y el placer añadido por su realización no terminasen nunca. ¿¡Para qué!? Para no vivir la frustración de que las cosas acaban, terminan. Para deshacerse del miedo a la muerte, el final de los finales, principalmente para aquellos que solo creen en lo que tocan o ven, pero también para aquellos que creen en un más allá, pero tienen pánico a lo desconocido.
El miedo de la muerte. El miedo. Podríamos incluso arriesgar decir que Eros se ha vuelto esclavo del MIEDO. Y el miedo, ese miedo al cual me refiero, existe en base a la falta de confianza. Nuestro peor obstáculo para la experiencia del presente, el aquí y ahora, y para la experiencia de la fé real.
El consumo se ha vuelto una compulsión. Y ¿qué es una compulsión? Es una conducta que repetimos y repetimos, automáticamente, y no conseguimos pararla, a pesar de nuestra conciencia de que deberíamos parar. Es algo que nunca se completa en nuestra experiencia. Repetimos a pesar de nosotros mismos. Y mi experiencia como psicólogo, psicoterapeuta y persona, me han enseñado que las compulsiones nacen y se alimentan del miedo y de la inseguridad básicamente.
Yo y muchos no nos considerábamos compulsivos, pero este virus me ha revelado, me ha hecho consciente de que sí, lo soy, lo he sido, y espero que esa consciencia la tengan muchos. Estábamos consumiendo mucho, mucho más de lo que realmente necesitábamos. Hemos vivido una necesidad ilusoria por mucho tiempo.
Nos hemos concienciado de que podemos vivir con mucho menos que antes, por lo menos yo y algunos con quienes he hablado (por teléfono). Un modo de vida consumista es un modo de vida compulsivo, basado en el miedo, la inseguridad, la insatisfacción. Donde hay miedo hay insatisfacción, las cosas, experiencias no se completan, SE ACABAN.
Y ahí está uno de los secretos; completar es diferente de acabar o terminar. Completar la vida es diferente de interrumpirla. La muerte o el final que tememos es aquel que interrumpe la vida. Cuando completamos algo subimos un escalón, y seguimos y seguimos subiendo. Tema para reflexión.
Entonces, volviendo a Eros, él está en crisis, tenemos que estar aislados en nuestras casas, o donde podamos, sin contacto físico, sin aglomeraciones, a distancia de las personas, lo más posible, y con máscara, lo mejor blindado posible. De la Pandemia del deseo el inconsciente humano explotó, imponiendo un duro “ya Basta” a ese nuestro modo de vida de consumo y placer desenfrenado. La insatisfacción e ingratitud desenfrenadas.
Sí, está claro, muchas personas en este planeta no participaban de ese mundo del consumo. Las personas que viven en la miseria y pasan hambre. Pero no participaban directamente, sabemos que indirectamente sí, porque eran y son la consecuencia de esa vida consumista de gran parte de la población del planeta, y son aquellos que al final siempre se quedan con la peor parte. Pero ese es un tema que va mucho, mucho más lejos todavía.
Eros se está reciclando, y con el planeta, la naturaleza. Dios quiera que aprendamos la lección, y podamos después de todo esto descubrir un modo de vida donde podamos realmente experimentar su plenitud y sentirnos completos. Donde la vida no termine en una imagen sintética, hecha de píxels en una pantalla de un móvil o un computador, pero que se complete como un río que después de mucho viajar obtiene su realización, entregando con gratitud sus aguas al gran mar.

Fernando Dalgalarrondo
Psicólogo y formador de PNL
Psicoterapeuta desde hace más de 30 años.
Master Hipnosis con Richard Bandler en San Francisco.
Trainer en la Dynamic Learning Center, Caifornia.
Formación en PNL New Code con John Grinder.
Transformación esencial con Connirae Andreas
Trainer con Lara Ewing
Constelaciones Estructurales con Mathias Varga von Kibéd
¿te interesa la PNL? conoce nuestra Formación.
Más artículos de Sadhana
Sadhana Valencia
c/ Alginet #5
963600964 // 677419511
sadhanavalencia@gmail.com