Meditar es un ejercicio de la presencia que, en muchos casos, sin duda consiste en recordar el amor que hay dentro de nosotros mismos. Reconectar con el amor es hablar de compasión, de aceptación, de amabilidad, de positividad y vitalidad, de curiosidad y simpatía. El amor está en nosotros y trasciende la naturaleza de sean cuales sean los acontecimientos que la vida nos presenta, y desde ahí, desde ese lugar, está todo bien, las cosas son como tienen que ser. Todo está en su sitio cuando nosotros también lo estamos. Ya no hay espacio para la pasividad, la vida es hacer.

 

Igual que el amor con que la vida nos permite ser trasciende todas nuestras dificultades, el amor en la pareja es algo que nos trasciende a nosotros mismos como personas que aman. Hay algo más, entramos a formar parte de algo más, que está en nosotros pero también más allá de nosotros. Meditar en pareja es una bonita forma de recordar que también el amor está lleno de amor. Que también podemos trabajar por hacer que el vínculo se haga más presente, más verdadero, más real, más honesto, menos temeroso.

Vivir es un acto de valentía, y amar, amar ha de serlo también. La vida se hace, la felicidad se hace, el vínculo se hace.