Recuperar las riendas
Una y otra vez escuchamos hablar de la atención en las prácticas meditativas o en el trabajo de la inteligencia emocional. Presta atención a cómo te sientes, se nos dice, y esto puede resultar confuso al principio. ¿Acaso no somos nosotros los que sentimos las cosas? En cada momento nos sentimos de una forma u otra y vivimos acorde a ello, la pregunta más adecuada sería ¿lo sabemos? La verdadera respuesta suele ser que no, y aquí es donde es necesario poner claridad. Sin duda la fluctuación de nuestro estado anímico es el espejo en que pasamos el tiempo reflejados. La vida ocurre en nuestro devenir, nos afecta, en consecuencia sentimos, y eso es lo que decimos ser, la persona que se siente de esta forma o aquella ante las situaciones a las que se enfrenta. Sin embargo, ese sentirse ocurre de manera automática, sin que nosotros lo sepamos. Simplemente reaccionamos según los hechos que nos ocurren. Algo te hace estar triste, ansioso o enfadado, pero no lo sabemos, porque es un reflejo automático, no le hemos prestado atención. Esa sutil diferencia confunde lo que creemos ser con el reflejo de lo que somos.
La atención es un axioma en nuestra ontología, en lo que somos. El cerebro está específicamente diseñado para atender, analizar y decidir, y es la función que incesantemente realiza. Entonces, si siempre estamos atendiendo, ¿qué significa cuando nos dicen que prestemos atención? Si pensamos en nuestra mente como una carroza llevada por caballos, significa que una vez en movimiento la marcha es posible sin que apenas tengamos que intervenir, pues los caballos siguen su inercia de la misma manera en que los sentimientos son reflejos automáticos. Pero funcionando de este modo puede ocurrir que los caballos decidan en algún momento detenerse a comer del pasto, estar confundidos ante una encrucijada de caminos, o incluso en algún momento desbocarse, mientras nosotros, el cochero despreocupado, estamos echándonos una cabezadita, confiados porque sabemos que la carroza va sola. Los caballos atienden al camino, pero no son nosotros, son el piloto automático.
Atender significa recuperar las riendas, ser nosotros quienes decidimos cómo hacer del viaje un trayecto más agradable y consciente. Más presente. Más vivir nuestra verdad, y no sólo un reflejo de ella. En eso consiste el proceso de la meditación, en el ejercicio de entrenar nuestra atención para centrarse en lo que nosotros decidimos, y no en aquello que automáticamente haría.
Mateo Rived
Psicólogo, talleres Mindfulness
Postgrado en Antropología.
Máster en Psicoterapia y Psicología Clínica.
Certificado en Mindfulness por la UV.
Trainer en PNL.
Formación en intervención sistémica.