La práctica del Chi Kung es la base de todas las artes marciales.

Las artes marciales son disciplinas para el  combate que usan el entrenamiento Chi Kung y lo desarrollan, con la intención de pelear cuerpo a cuerpo. Cada disciplina tiene su intención particular y por lo tanto su Chi Kung particular.

Por ejemplo, desde un estilo de Chi Kung se desarrolla la habilidad de vencer al oponente esquivando sus ataques y utilizando su  impulso para vencerlo desequilibrando su posición, por lo que su entrenamiento Chi Kung pone el énfasis en el equilibrio.

Me gusta la idea de compararlo con la disciplina de la Literatura. Puedes escribir novelas, o cuentos, o ciencia ficción, o hacer poesía… cada una de esas técnicas requiere estrategias particulares, pero para todas por igual necesitas saber escribir. Practicar Chi Kung es pues como aprender a escribir. Y aún más, para aprender a escribir es necesario el dominio de nuestras facultades de manera que puedan «trabajar en equipo». Este dominio es artístico y lo conocemos como «dibujar». Para escribir una letra la dibujas. Aprendemos pues las letras dibujándolas. Podríamos decir pues que nuestra práctica del Chi Kung Hua Gong pone su interes y énfasis en el desarrollo de esa capacidad artística que hace posible la habilidad de permitir y facilitar el trabajo en equipo de nuestros sentidos a favor de la Salud. Tarea que es de muchas formas una pelea con los propios hábitos y costumbres perjudiciales en nuestro movimiento. 

Siguiendo con la imagen de la escritura como dibujo de las letras, vemos la necesidad primaria de familiarizarnos con la herramienta con la que vamos a dibujar. Hemos de aprender a usarla: primero a cogerla y con la experiencia a comprenderla. Y sabemos por experiencia que para usar el lápiz, por ejemplo, no es necesario en absoluto apretarlo como si se fuera a escapar, que es mejor dejar de aplastarlo contra el papel porque te cansas menos, te sientes menos agobiado y escribes igual.

Nuestro organismo es la herramienta con la que dibujamos todas las formas que utilizamos para movernos en el espacio. Necesitamos pues aprender a usarlo de la mejor manera posible para que nuestros movimientos resulten eficaces y nos sintamos mejor. Aprender a «sujetar» en lugar de «apretar» se revela como una necesidad básica y elemental desde el interés de la Salud.  Descubrimos que esa diferenciación es producida desde nuestra mente y que es desde ella que podemos pasar de «apretar a sujetar» y viceversa.

NOS ENCONTRAMOS CARA A CARA CON LA NECESIDAD DE APRENDER A APRENDER a estar con nuestro organismo como lo que es: una relación constante de comunicación entre cuerpo (biología) mente (pensamiento) y alma (intención). De modo que, desde nuestra intención de mantener o mejorar nuestra Salud aprendemos a sintonizar con nuestras mejores ideas para satisfacer las necesidades reales de nuestro cuerpo. Dejamos de «apretar» cuando basta con «sujetar» y apretamos con ganas cuando es necesario. Diferenciamos lo pensado de lo sentido, la fantasía de la imaginación, el norte del sur, lo de dentro de lo de fuera… Encontramos nuestro lugar de referencia, nuestro centro origen de todo movimiento personal. Y desde él podemos por fin dejarnos sentir la experiencia de deslizar nuestro cuerpo dibujando formas tranquilamente, con libertad.

Ese es el propósito de la práctica ya que es el modo natural con el que la vitalidad se auto regula, como vemos en los niños que situados en su centro saben muy claramente lo que quieren y se mueven para conseguirlo lo más exitosamente que pueden y aprenden rápido para conseguir poder mejor.